lunes, 29 de noviembre de 2010

Escultura




La escultura de Roma, lo mismo que la arquitectura, es original, pero en ella pesan mucho las aportaciones formales etruscas y griegas (helenísticas), siendo de hecho buena parte de la producción escultórica romana copia de originales griegos. Se conservan muchas esculturas romanas, hechas preferentemente en mármol y en menor medida en bronce u otros materiales como el marfil, si bien parte de ella está dañada. Son frecuentes el retrato y el relieve histórico narrativo, en los que los romanos fueron grandes creadores. Hay también muchas esculturas de emperadores romanos.

La escultura del Renacimiento clásico se reconoce por dos principios fundamentales: el estudio e imitación de la Naturaleza y la adopción de las formas y maneras clásicas de Grecia y Roma para la interpretación de la misma Naturaleza en el terreno plástico. Así logró interpretar la Naturaleza y traducirla con libertad y soltura por medio del pincel y el escoplo en gran multitud de obras maestras. Lorenzo Ghiberti, Donatello y Luca della Robbia, con los discípulos del segundo Verrocchio y Antonio Pollaiuolo, constituyeron la llamada escuela florentina, al mismo tiempo que Jacopo della Quercia formaba en Siena la escuela sienense. También destaca Miguel Ángel, que resume en su persona casi todo el arte escultórico de su época en Italia (1475-1564). A esta misma época de apogeo en el estilo renacentista pertenecen: Benvenuto Cellini, Jacobo Tatti, Pedro Torrigiani, Leone Leoni y Pompeo Leoni. El periodo neoclásico o de restauración greco-romana comienza con el último cuarto del siglo XVIII, iniciándose por el escultor Antonio Casanova (1757-1822).

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